dimecres, 27 d’octubre del 2010

Cirugía canina (II)

El Jueves de la semana pasada finalmente operaron a una de mis perras. La llevamos por la mañana a primera hora, y después de esperar a que le hiciese efecto el sedante que le inyectaron la llevamos en brazos entre los tres: el veterinario, mi madre y yo, hasta la mesa de operaciones. Estaba tan tenso que acabé por hacerme daño en la espalda, que aún se resiente. La operación se hizo sin mayores complicaciones, y al recogerla por la tarde todavía seguía atontada del sedante y la anestesia. Estuvo así hasta que llegó el Viernes por la mañana, cuando de repente volvió a comportarse como si nada hubiese sucedido todo y lucir una cicatriz fresca de 15cm. en el abdomen. Al llevarla a visitar de nuevo este Lunes, el veterinario nos recomendó que la perra reposase todo lo posible, pero ella es un torbellino que sólo quiere moverse la mayor parte del tiempo, por lo que prácticamente hay que obligarla a tumbarse y relajarse.