dimarts, 4 de juny del 2013
UNA CIVILIZACIÓN EN EL PRECIPICIO
Los indios "pueblo ancestrales" vivieron en pequeñas comunidades, en poblados prodigiosamente mimetizados con su entorno. En Mesa Verde (Colorado), la naturaleza muestra su versión más salvaje. Te hallas en el límite meridional de la meseta del Colorado, una tierra remota y aparentemente inhóspita, cientos de metros por encima de las áridas llanuras de Nuevo México y Arizona. Te rodea un paisaje áspero, abrupto, cubierto de matorrales y árboles enanos. De vez en cuando, la mesa se abre y se desgarra, formando profundos barrancos por los que a veces circula un agua escasa, pero preciosa para todos aquellos que, en algún momento, intentaron asentarse en la región.
Al mismo tiempo, el Parque Nacional de Mesa Verde se muestra como un territorio domesticado, como otras reservas de Estados Unidos. Asomándose al Cliff Canyon desde el borde de la mesa de Chapin, una de las mesas más pequeñas que forman parte de la gran mesa Verde, se ve frente a nosotros, dentro de una amplia y profunda hendidura en la pared opuesta del barranco, el "Palacio del Acantilado". Este monumento es el mayor y quizá también el más espectacular, de los más de seiscientos conjuntos residenciales que se han hallado en los acantilados de Mesa Verde. La mayoría son habitáculos individuales o despensas, encajados en pequeñas oquedades de la roca. Pero en algunos casos, como en el palacio del Acantilado o en Long House, nos encontramos ante unas grutas enormes, ocupadas por poblados completos donde habitaban decenas de personas, con sus casas, almacenes, plazas, calles y "kiwas" (cámaras ceremoniales circulares).
Pedro.
Fuente: "ALTAÏR". Cuaderno de viajes.
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