Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que que havia contemplado, desde allá aarriba, la vida humana.
y dijo que somos un mar de fuegguitos. El mundo es eso reveló Un montón de genten
un mal de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco ,
que llena el aire de chispa. Algunos fuegos fuegos bobos, no alumbran ni se queman
pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quin se acerca, se enciende.Eduardo Galeano
sole
dimarts, 21 de maig del 2013
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