Ya se sabe que, en parte, somos lo que comemos... Y lo que respiramos. El aire que alimenta nuestros pulmones es más determinante de lo que nunca hubiéramos imaginado. Acaban de demostrarlo. Que ese aire esté limpio o ´más o menos contaminado no sólo es causa o agravamiento de enfermedades pulmonares que pueden acortarnos la vida o, lisa y llenamente, acabar con nosotros, sino que también a afectarnos, incluso, antes de que vengamos al mundo. ¿Parece exagerado? Pues no lo es. Científicos del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona han comprovado en un estudio llevado acabo en nueve países, y sobre más de tres miliones de casos, que la contaminación incide en el bajo peso de los niños al nacer, lo cual es, desde luego, una mala noticia. Necer con un peso inferior a los 2,5 kilos se traduce en más probabilidades de morir cuando somos bebes y mayor propensión a sufrir enfermedades crónicas cuando somos adultos. Y otra notricia poco tranquilizadora: el estudio se ha llevado a cabo en lugares que respetan los límites de partículas en el aire permitidos por la Administración. Entonces, ¿qué sucederá en aquellos otros donde la nube tóxica parece que pueda cortarse con cuchillo y tenedor? Muy recientemente todos hemos pedido ver esas llamativas imágenes de Pekín envuelto en tal nube de niebla, polvo y contaminación que la gente apenas podía ver a pocos metros. La sitiación ha sido tan alarmante que se ha llegado a pedir a la población que no saliera de sus casas a no ser que fuera estrictamente necesario... Mientras, en la UE estamos celebrando el año del aire y en nuestro país los niveles de contaminación han mejorado porque la crisis está dejando más coches aparcados. Aunque habrá quien piense que aquí el aire se está volviendo irrespirable por otras razones.
Vyara 26/02/2013
desde la revista "Mia"
dimarts, 26 de febrer del 2013
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