dimarts, 21 de juny del 2016

Preguntas y respuestas de 21 de Junio de 2016

¿Por qué los rayos caen en zigzag?

La génesis de las tormentas está ínstimamente realcionada con un flujo de aire caliente que asciende, a gran velocidad, hacia las nubes: su movimiento frenético invita a las moléculas suspendidas a chocar con fuerza. La fricción que se genera crea campos de electricidad estática y, al final, el aire bajo las nubes acaba por convertirse en una carretera conductora de electricidad; o sea, en un rayo. La electricidad circula igual que los rios cuando lamen las colinas en su camino al mar; sorteado obstáculos. Los electrones eligen la manera más fácil de avanzar, que es rodear las zonas del aire que más resistencia oponen a su paso. 
                     

¿Pueden usarse hormigas para suturar heridas?

Sí, según los testimonios de angtiguas tribus, indiasy africanas que supuestamente dominaban la técnica. Lo que hay que hacer es aproximar la cabeza de las hormigas a la herida, en una posición que asegure que ambas orillas de la lesión están en el campo de acción de sus mandíbulas. En esta postura, cuando la hormiga muerde, el bocado cierra la herida como si fuera un punto de sutura. La clave es separar el tronco de la cabeza de insecto en ese instante. La mandíbula se queda cerrada durante días, con la fuerza de una pugnaz hormiga viva.
 

                                                    

¿Es cierto que las mariposas usan las alas como camuflaje?

Es una de las teorías que se han propuesto para explicar la sorprendente semejanza de los ocelos de las meriposas del género Caligo con los ojos de los búhos. No es que esos dibujos, que han valido al as 20 especies de este género el apodo de mariposa búho, les sirvan para mimetizarse en el entorno. Pero logran que los depredadores las confundan con ese pájaro de gran tamaño y, según esta hipótesis, eludan atacarlas.


¿Quien fue la primera persona en inyectarse bótox?

El alemán Justinus Kerner, mientras investigaba la muerte de varias personas tras comer salchichas, al principios del siglo XIX. Decidió inyectarse la toxina a sí mismo para ver los efectos, y como sobrevivió para contarlo, la bacteria comenzó a concitar interés científico. Casi dos siglos después, en 1987, nació la aplicación estética.

El alemán Justinus Kerner

Desde la revista "Quo" Vyara