Estos animales fascinantes muestran un comportamiento singular cuando nadan unos pegados a otros, en densos bancos de cientos de ejemplares. De repente, algunos individuos se alejan del grupo y reivindican su singularidad alzando el vuelo fuera del agua, lejos del compas de la muchedumbre. Se hunden considerablemente, toman impulso y salen disparados hacia el aire libre, donde altean varios segundos antes de caer panza abajo y provocar un estruendo colosal. El motivo que los lleva sa comportarse de una manera tan extravagante es una incógnita, aunque hay distintas teorías que tratan de explicar el fenómeno que lo hacen para comer, que es para desparasitarse, que se trata de una forma de cortejo... Lo más probable es que tengan más de una razón y, teniendo en cuenta el jaleo que provoca cada planchazo contra el agua- algunas espacies de mantarraya superan con holgura la tonelada de peso- la tesis de que es una forma de comunicación es una de las más plausibles. De lo que no hay duda es que se trata de un baile fisicamente exigente: pueden pasar hasta 24 horas dando saltos de más de dos o incluso tres metros de altura.
¿Qué mamífero come más deprisa?
No se conoce en el mundo de los mamíferos un comensal más veloz que el fantástico topo estrellado, o topo de nariz estrellada (Condylura cristata). La clave de su velocidad asombrosa está en su extravagante nariz, esa protuberancia con apariencia de estrella de 22 brazos, que es uno de los órganos más sensibles del reino animal. Su extraordinaria napia faculta a este ser cegado, de apenas 20 centímetros de envergadura, para orientarse perfectamente a lo largo de los túneles y las oscuras galerías donde pasa gran parte de su vida. También le permite identificar, atrapar y devorar a sus presas en metros de un cuatro de segundo. Aunque en un primer vistazo el animal impresione bastante, solo es peligroso para los invertebrados de su dieta.
¿Es cierto que pueden ser tóxicas las patatas?
Esta planta contiene solanina, un tóxico que en la parte comestible está en la piel y en toda la zona adyacente. Su concentración aumenta de manera peligrosa si el tubérculo está en mal estado y en los brotes que germinan cuando lleva mucho tiempo expuesto a la luz. Comer estas patatas con la piel puede causar tanto trastornos gastrointestinales como neurológicos. En casos extremos, como en las guerras, ha llegado a matar.
Desde la revista "Quo" Vyara
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